Friday, July 08, 2005

Ser libre interiormente

«Cuando la conocí tenía 16 años. Fuimos presentados en una fiesta, por uno que decía ser mi amigo. Fue amor a primera vista. Ella me enloquecía.

»Nuestro amor llegó a un punto en que ya no conseguía vivir sin ella. Pero era un amor prohibido. Mis padres no la aceptaron. Fui expulsado del colegio y empezamos a encontrarnos a escondidas. Pero ahí no aguanté más, me volví loco. Yo la quería, pero no la tenía. Yo no podía permitir que me apartaran de ella. Yo la amaba: destrocé el coche, rompí todo dentro de casa y casi maté a mi hermana. Estaba loco, la necesitaba.

»Hoy tengo 39 años; estoy internado en un hospital, soy inútil y voy a morir abandonado por mis padres, por mis amigos y por ella.





»¿Su nombre? Cocaína. A ella le debo mi amor, mi vida, mi destrucción y mi muerte.»

Esta narración, atribuida a Freddie Mercury poco antes de morir de SIDA, habla con viveza sobre los riesgos de la adicción a las drogas. Y las adicciones nos remiten a la pérdida de libertad interior, uno de los grandes temas de nuestro tiempo, que encierra innumerables paradojas.

Las drogas(todas las drogas, todas las adicciones -no sólo la cocaína o la heroína-) son un problema, pero son antes y sobre todo una mala solución a un problema previo. Y algo parecido sucede con otras formas más leves de escapismo. Cuando nos escondemos en refugios virtuales para eludir la realidad que nos cuesta afrontar, nos estamos engañando. La libertad está indefectiblemente ligada a la verdad. Por eso hay que perder el miedo a ponerse cara a cara frente a la verdad y aceptar sus mensajes y sus envites, siempre perceptibles en el corazón del hombre que la desea y la busca.

1 comment:

Trans_Bitácora - Diario de Información Digital Movimiento TLGB said...

Tiene toda la razón, hay que vivir la vida con la verdad por delante.

Un saludo